"En los EXTRAVÍOS nos esperan los HALLAZGOS; porque es preciso PERDERSE para volver a ENCONTRARSE." E. Galeano

lunes, 31 de marzo de 2014

Prefiero a la libertad en remera y zapatillas que las libertades de saco y corbata

              Antes de salir de Albania algunas personas nos habían advertido de que en Grecia no debíamos decir que habíamos pasado por su país porque nos iban a mirar con malos ojos. Algo parecido leímos en internet y en grupos de viajeros en facebook. Cualquier tipo de especulación tanto positiva como negativa sobre la gente de un país es un prejuicio, y como dijo un gran profe que tuve en la Universidad, “todas las personas que tienen prejuicios son pelotudas. Tenemos que conocer, aprender y elaborar nuestros propios juicios, nuestras propias opiniones y no guiarnos por malas o buenas experiencias de terceros”. Lo anoté en el margen de un cuaderno de apuntes y me lo acuerdo casi casi textual. Suelo tomar más anotaciones sobre las cosas que dicen los profes y me hacen pensar en lateralidades que sobre la materia en sí. Como ejercicio diario intento, con aciertos y errores, no prejuzgar a nada ni nadie y cuando me doy cuenta que lo hago, doy marcha atrás.

Foto desde la isla en Ioannina

                Con esto como punto de partida salimos a la ruta en Saranda, sur de Albania rumbo a Ioánnina, norte de Grecia. Después de buscar un buen lugar para hacer dedo e intentar sin éxito durante algunas horas se detuvo una traffic, y su pelado conductor nos indicó en un rusticenglish parecido al nuestro que ningún auto nos iba a llevar a Grecia porque los albanos no tienen permitido cruzar la frontera, que les es muy difícil. Seguido a la explicación nos ofreció llevarnos a Gjirokarska, una ciudad grande en Albania donde conseguiríamos algún colectivo barato que nos cruce la frontera. Primero intentó pedirnos plata pero como se percató que estábamos sin un peso (y sin Leks, la moneda albana) nos llevó igual.

Nasos, sus amigos y Seba - paseando por la isla

                Tarde pero seguro pudimos subirnos al bondi (o bus, para algún lector amigo que hayamos conocido en el viaje y no resida en Argentina) con destino a Yanina (es la traducción al español de Ioánnina. Se los juro por Dalma y Ioánnina). Nos separaban 60 y pocos kilómetros pero el viaje tardo dos horas y minutos. ¿Qué pasó? La frontera, “the border”. Antes de pisar suelo griego nos hicieron bajar para que nos revisen las mochilas, igual que les revisaron los bolsos a todos los que viajaban en el bus. Después vino la parte de los pasaportes. Por alguna razón se hablaban entre los policías mirando nuestros pasaportes, revisando hoja por hoja, mirando los sellitos. Nos lo devuelven, volvemos a subirnos al micro y en cuanto nos sentamos se sube otro policía de frontera solicitando a “the argentinians”. Tranquilamente volvimos a bajar. Nos hicieron volver a sacar nuestras mochilas, las volvieron a revisar entre dos policías mientras otro miraba nuestros pasaportes. De nuevo. A todo esto el nerviosismo empezó a hacerse presente dándonos unas palmaditas en los hombros y haciendo transpirar nuestras manos. El chofer del bus se quería ir. Pasaron los minutos y vino otro agente del orden que comenzó el interrogatorio: de que estábamos haciendo en Grecia, que cuantos días nos íbamos a quedar, que a qué ciudades íbamos a ir y varias cosas de nuestro viaje. Flor se quedó mirando que los que revisaban las mochilas no hagan nada raro y yo tomé aire, me relaje, forcé una sonrisa y descontracturé la situación contestándoles todo con buena onda, como si fuese gracioso para mí que ellos me preguntasen todo eso. Les conté del viaje y de que tenemos que hacer una investigación social en Dinamarca. Después de casi 50 minutos de idas y vueltas seguimos viaje. Los nudos de la espalda me los saca magoya, claro.

Seguimos coleccionando atardeceres - Ioannina

Seguimos coleccionando atardeceres - Ioannina, de nuevo :P

                Antes de seguir contándoles del viaje como hacemos habitualmente, me quiero detener en este párrafo a expresar mis pensamientos sobre lo ocurrido. Me resulta curioso cómo la gente en general tiene esa aceptación casi divina por las líneas divisorias, por lo limítrofe. Lo que separa el “vos” del “yo”, al griego del albano. No hicimos ni 100 kilómetros, la gente se veía similar en cuanto a sus rasgos pero nos detuvieron y nos interrogaron para entrar a Grecia. En Albania ni nos sellaron el pasaporte. Es inevitable que se me venga a la mente Argentina y Uruguay, dos países muy cercanos, con culturas casi idénticas pero con líneas imaginarias que indican que una tierra es gobernada por unos y otra por otros. Y esa división genera fricción entre la gente que se deja llevar por nacionalismos y promesas de bienestar futuro cuando se excluyan a los extranjeros de la tierra propia. ¿Qué es la tierra propia sino un cumulo de leyes y burocracia? ¿Qué me diferencia de un uruguayo o de un griego sino la azarosa situación de haber nacido en una tierra que posee nombre y apellido distinto a la de ellos? Somos todas personas y casualmente todos tenemos sueños, afectos y sentimientos que nos hacen únicos pero iguales a la vez. Hoy día resulta arcaico y prácticamente aberrante que haya existido el feudalismo como sistema de división de tierras y poder, seguramente (espero) en 300 años resulte aberrante para nuestros tataranietos el modo de vida conflictivo que llevamos hoy día, con regionalismos y nacionalismos absurdos. Pero mientras tanto, no nos queda otra que aceptar que nos interroguen en fronteras como delincuentes por tener pasaporte sudaca (en la mejor de las situaciones), o que directamente nos nieguen la entrada en otros países, en las peores situaciones, como les pasa a los albanos con Grecia. 
Prefiero a la libertad en remera y zapatillas que las libertades de saco y corbata, o de gorrita y macana, como en este caso.
                Pido disculpas por utilizar este medio de crónica viajera para expresar pensamientos personales pero me resultó terapéutico en función de nuestra travesía. Así fue que llegamos a lo de Nasos (posta se llama así), nuestro anfitrión en Yanina, tarde pero seguro. Este muchacho griego de 23 años dejó su Thessaloniki natal para estudiar en la Universidad programación de computadoras. Después de 3 años se dio cuenta que le tiraba más la música, así que ahora intenta hacer un combo haciendo música con la pc. Se lo ve muy contento de haberse “despegado” de los padres y tiene ideas muy interesantes de la vida, un pibe inteligente que le encanta salir de noche con todos sus amigos “nuevos” de la facultad. Realmente Ioannina está colmada de adolescentes universitarios, que se los puede ver de día paseando por el lago o de noche, en los bares.

Mezquita de Ioannina, herencia del Imperio Otomano

                Nuestros dos días en Ioannina fueron muy lindos, amigables diríamos. Nasos nos presentó a su grupo de amigos y fuimos todos juntos a pasear a la isla. La ciudad tiene un centro muy pintoresco, un casco histórico con un castillo y murallas de la época del Imperio Otomano, y una isla muy bonita. Caminamos bastante, sacamos fotos y charlamos de todo. Nos sorprendió lo informados que estaban sobre temas sudamericanos y la historia de nuestro continente natal. El punto culmine de sorpresa fue que una de las amigas de Nasos nos citará a Galeano en su explicación de la “utopía”, se la sabía de memoria. Yo gracias que me acuerdo más o menos el fundamento de la “Alegoría de la caverna” de Platón.
                Nos despedimos del anfitrión más joven de todo nuestro viaje hasta el momento sabiendo que antes de volver a Argentina tenemos que comprar Tsipouro, una bebida alcohólica que a Nasos le encanta. Nos esperaba en Patra (o Patrás, en español) un griego hispano hablante que se llama Panagiotis pero que por suerte el sobrenombre es simplemente Panos.
Barco en el puerto de Patras

                Panos es un genio, fue uno de esos couchsurfers que te dejan un recuerdo genial. El flaco es médico y está haciendo un master, pero es de los tipos más sencillos que conocimos. Le gusta hospedar gente para practicar idiomas porque también hablaba inglés, italiano y francés. Es fana de los juegos de mesa, es activista por los derechos de los inmigrantes en Grecia (un tema muy delicado) y muy pero muy calmo. Nuestro Día de la Memoria (24 de marzo) lo conmemoramos contándole a él lo que sucedió en Argentina, y recibimos en devolución una grata clase de historia contemporánea griega. Pienso que este viaje nos está sirviendo para confirmar y complementar mucho de la historia de Europa que leímos y aprendimos en la facultad, como que los recuerdos se te pegan más en la cabeza que las letras, y que hacen una muy buena combinación.
                Así pasamos unos días en Patras, jugando juegos de mesa y conociendo una ciudad poco turística pero de mucho paso comercial. El puerto de la ciudad está lleno de barcos grandes de donde suben y bajan camiones.

Seba pensativo, mirando los peces

Jugando con Panos. Ganó siempre él, salvo la última jaja

             Nuestro próximo destino es Atenas, la ciudad capital que no necesita presentación porque todo el mundo conoce o escucho hablar. Vamos a ver los miles de años que yacen sobre su suelo, con la paz de que estamos haciendo lo que queremos, la alegría de haber tenido dos muy buenos anfitriones pero con un poquito de sabor amargo de que el resto de los griegos no nos miran con buenos ojos.

lunes, 24 de marzo de 2014

Como me ofrecieron poner una parrilla en Albania y la calidez de Montenegro – 2 en 1

              ¡Vamos a ponernos al corriente!, dijo el enchufe (un “chistecito” para empezar. Es malísimo y no va a volver a suceder (?)). Dejamos Dubrovnik con ganas de quedarnos unos días más pero era hora de cambiar de país. Nuestro plan era quedarnos alrededor de 9 o 10 días en Croacia y estuvimos 16, por lo que nos agarró una especie de apuro interno que nos incitaba a movernos, y rápido. A que teníamos que acelerar el paso porque Croacia era nuestro segundo país de 20 o 30, no sabemos bien, y estábamos “atrasados”.

Flor, Chris y Blazenka en la Catedral ortodoxa de Podgorica

Los cuatro tomando un cafecito que nos invitaron. Grandes personas Baggi y Chris

                Sabiendo poco y nada de Montenegro decidimos ir a Podgorica. Teníamos buenas referencias de Kotor, una ciudad antigua con lago, pero bueno… estábamos apurados. La capital montenegrina asomaba como una buena opción para conocer el país y seguir, sumado a que nos habían confirmado hospedaje, todo cerraba. Como Dubrovnik está en un lugar de (muy) complicado acceso tuvimos que salir en bondi, lo que nos rompió el…presupuesto diario.

La ostentosisima catedral ortodoxa de Podogrica por dentro.
"Iglesia lujosa, pueblo sin educación" dijo Chris cuando entramos.

                En Podgorica, o “podgorisa” si lo llamamos como suena a nuestros oídos hispano-escuchantes, nos recibió Chris Smith. Era la primera vez que un couchsurfer nos veía primero en un bar antes de ir a la casa pero nos pareció una buena idea. Después de unas cervezas y de probar el Rakia (bebida alcohólica de los Balcanes con 50% de alcohol) la charla fluía cómoda en el bar de paredes despintadas y cuadros llamativamente bonitos. Chris nos advirtió que en Montenegro podíamos llegar a sentirnos como en Argentina, porque se impone la idea de que cualquier responsabilidad es “mejor para mañana”.

Paseando, nos invitaron a pasar a esa casa de vinos. Muy bonita.

                Los 3 juntos fuimos a la casa de Blazenka, vecina de Chris que nos iba a dar alojamiento. Él nos comentó que ella decidió no ir al bar porque estaba nerviosa por nuestra llegada y prefirió quedarse preparando todo. Nosotros no encontrábamos palabras para agradecer y evitarles molestias. Blazenka es una señora de unos cincuenta y pico, muy espiritual y en armonía consigo misma. Nos contó estar contenta por haber encontrado la paz interior y asegura de que si actúa de buena manera, van a pasarle cosas buenas. Por otro lado, Chris es un inglés de cincuenta, pelado y con un sentido del humor genial. Con el correr de las conversaciones y la creciente confianza, rememoró junto a nosotros su historia, que en muy resumidas palabras es así: pasó de hombre business full time all week, a tener un problema de salud que lo llevó a replantearse a sí mismo, agarrar una camionetita con destino a Ghana y terminar viviendo en Montenegro por su tranquilidad y porque no encuentra motivo para irse de ahí. De alguna manera me hizo recordar a “Un lugar en el mundo”, la película de Cecilia Roth y Federico Luppi. También tuvo una etapa de 10 años en Alemania de activista contra el sistema porque él asegura “saber cómo funcionan las cosas desde adentro” y que es todo un maquinaria para que se beneficien unos pocos. Si bien nos contó detalles de cómo sabe todo esto, es muy extenso y no estamos seguros de que él esté de acuerdo de la publicación. Hoy en día tiene un proyecto de abrir una escuelita de fútbol para chicos ahí en Podgorica, que seguramente tendrá la camiseta del Liverpool, equipo del cual Chris es sumamente fanático.

Lago Skadar - lugar central y estratégico en las invasiones Otomanas.

                Así pasamos 3 días en Montenegro, conocimos la capital y el lago Skadar, que conserva antiguas fortificaciones del antiguo Imperio Otomano en la región y de la resistencia de los locales.
                Nos fuimos de Montenegro con abrazos cálidos y con el consejo de bajar un cambio e ir más despacio en nuestro viaje, viviendo el día a día. Nos dirigimos a Tirana, capital de Albania. Viajamos a dedo en 5 tramos: primero nos levantó un montenegrino  que no hablaba una palabra de inglés (que se llamaba Marko, como mi hermano más chiquito. Sí, aprendimos a preguntar “cómo te llamas” en montenegrino/croata), nos llevó 20 km; después un camión, que tampoco hablaba nada pero fumaba mucho; en Ulcinj (ciudad de Montenegro) nos levantaron dos ucranianos que se fueron a vivir al país de las montañas hacía cuatro años y se pasaron todo el viaje despotricando contra su país, y en general no coincidíamos mucho con sus ideas, pero bueno. Nos dejaron en el borde con Albania y las diferencias se hacían presentes a nuestros ojos: mujeres con pañuelos en las cabezas de religión musulmana y todos los autos con patente de nuestro país de destino paraban para llevarnos, pero cuando les decíamos que no teníamos plata, aceleraban. Finalmente uno paró, la mujer que estaba sentada en el asiento trasero evitó que el conductor nos dejara tirados y nos hicieron lugar. Cruzamos la frontera y cuando nos bajamos ella nos regaló kiwis. Este detalle fue una advertencia de lo que iba a ser nuestra estadía en Albania, te ven turista y te quieren sacar cualquier eurocito que tengas, y en cuanto ven que no tenes te dan de lo que tienen. El último auto que nos llevó hasta Tirana fue la peor experiencia del día, porque cuando nos bajamos se puso insistente en que quería 10 euros (el colectivo por el mismo tramo cobra 2 E por persona) pero cuando nos subimos a su camioneta había quedado claro que era gratis. Finalmente nos fuimos a la casa de Alaattin (se pronuncia Aladín, como el del cuento), nuestro anfitrión turco en Albania.

Ex museo que se mandó a hacer el ex dictador Enver Hoxha para si mismo.
Hoy en día los albaneses no lo ven como historia sino como vergüenza. Va a ser demolido.

                Si somos sinceros con nosotros mismos y con usted, querido lector, y realzamos las situaciones reconfortantes que tenemos con la gente que conocemos en nuestro viaje, nuestro primer día con Alaattin no fue la mejor experiencia. Si bien él no tenía intención de molestarnos, no podíamos conversar. Eran monólogos del turco que comenzó criticando a EE.UU. porque “se consideran más que todos” pero él terminó haciendo exactamente lo mismo hablando de Turquía. Será que haber nacido en una tierra con más de dos mil años de historia lo absuelve a uno de vanagloriarse, pero si lo hace otro está mal. También se despachó con una catarata de elogios para sí mismo, de lo bien que le va económicamente y que “todos pueden ser ricos si se lo proponen”. De la misma forma hizo muchos comentarios “educadores” hacía nosotros, de cómo teníamos que viajar, qué teníamos que hacer y que a la vuelta teníamos que aprovechar nuestro “momento productivo de vida” para juntar plata.

¿Neocolonialismo? En Albania existe un gran nivel de amiguismo con Estados Unidos por su "intervención"
en la guerra de los Balcanes. La calle Xhon Kenedi es un ejemplo, junto a la estatua del ex primer ministro
estadounidense y una calle que se llama "George W.Bush". Impensado

Tipica visual de las plazas albanesas, y también, en los patios de las casas
de la gente.

                Contrario a lo que se supone, nos quedamos tres noches en su casa. Nuestra mentalidad de que tenemos que aprender de todos los que nos crucemos en el viaje implica también hacerlo de las personas con las que no compartimos tantas visiones de vida. Así fue que el segundo y el tercer día nuestra relación comenzó a ser más de ida y vuelta. El clásico “otra oportunidad” resultó, y terminamos haciendo muchos chistes, más allá que siempre estaba presente en segundo plano, nuestros diferentes puntos de vista del cómo vivir.

Atardecer en Tirana

                La anécdota que da título a este post es porque una noche fuimos a cenar y tomar unas cervezas con el turco. Cuando le contamos que en Argentina hay “parrillas” y de qué se trata, inmediatamente me ofreció abrir una en Tirana: “Si vos sabes cocinar a la parrilla yo pongo toda la plata de la inversión y lo hacemos acá”. La propuesta fue seria, él dispone de ese dinero pero le dijimos que lo vamos a pensar para desviar la conversación. Sin embargo después lo volvió a repetir en reiteradas ocasiones.

Atardecer en Ksamil
Nosotros disfrutando de la playa y el atardecer en Ksamil, Albania

                De Tirana viajamos a Ksamil, un pueblito al sur de Albania con una playa hermosa al Mar Adriático. Hay que recalcar que este país es el más barato de los que estuvimos, por lejos, inclusive quizás más barato que Argentina. Así que decidimos quedarnos unos días de relax en Ksamil, comunicándonos con nuestras familias después de muchos días sin conexión y organizando nuestros próximos pasos. Nos pusimos como objetivo llegar a Estambúl para después empezar a dirigirnos al norte.

Nueva foto de "Seba pensativo". Espero que un año entero para pensar sobre nuestras vidas alcance...

Mezquita en Ksamil. La primera vez que escuchamos el llamado a las 6 de la tarde se nos puso la piel de gallina
Es realmente impactante. Encuentro de culturas...

                El próximo post será de nuestros días en Ioannina (se pronuncia Yanina jajaja), Grecia y la ciudad de Patras antes de ir a Atenas. 

Gracias por leernos, si es que superaste el chiste de la primera línea jaja

miércoles, 19 de marzo de 2014

Historia a marzo - Split y Dubrovnik, el medioevo y la modernidad

               Después del cachetazo de naturaleza que nos dio Krka seguimos viaje para Split, donde nos esperaban Lara y Mario, una pareja de couchsurfing. Esta ciudad, la segunda más grande de Croacia, es una joya histórica con rincones más que interesantes. Si bien nos alcanzó un solo día de caminata de 7 horas para recorrerla prácticamente entera, tiene el encanto de poseer construcciones dentro de la ciudad que pertenecieron a la antigua fortaleza Diocleciana.

De noche en el casco histórico de Split. El campanario, y debajo de éste, los restos de Diocleciano.

                En el año 305 D.C. se instaló en Split el emperador romano Diocleciano, en el palacio fortificado que había mandado a construir y fue alrededor de su casa donde la ciudad comenzó a emerger. Al día de hoy los restos del antiguo emperador permanecen en la ciudad, en el Mausoleo que fue convertido a Catedral. Quisimos entrar pero obviamente la entrada era cara así que quedará para la próxima, ponele. Cuestión que la ciudad pasó por manos de todos los imperios que tuvo la región (romano, húngaro, veneciano, turcos otomanos, austriaco, etc) pero nunca fue fuertemente modificada y la respetaron casi siempre como autónoma.

Atardecer en Split. Primer día en la ciudad

                Ya descubrimos que las guías turísticas de “paso a paso” sirven solo para proporcionarnos información sobre la historia del lugar pero poco más, así que nuevamente hicimos una caminata sin rumbo perdiéndonos en la ciudad descubriendo rincones e incentivando a la sorpresa a hacerse presente. Split también tiene una muy linda y moderna peatonal junto al mar, pero después nos enteramos que la actual es una “remodelada” para los turistas. La gente de Split dice que la de ahora es una pista de aterrizaje por su iluminación y el tipo de baldosas. Claramente preferían la antigua.

La "nueva" peatonal junto al mar. Pista de aterrizaje para los locales.

La foto de Seba "buscando el sur" a orillas de, ahora, el Mar Adriático.

                Junto a nuestros anfitriones pudimos visitar la antigua ciudad de Salona, los restos de ella. Esta fue una ciudad que existió durante el primer milenio A.C. y la verdad que estar entre los escombros de lo que en su momento fueron muros está muy bueno. También hay muchas tumbas bien conservadas y un jardín muy bonito.
                Como dijimos anteriormente, estuvimos en lo de Lara y Mario. Él tiene 27, igual que yo (Seba), es pelado y tiene barba. Habla un inglés muy fluido que me dejó en offside más de una vez y una onda muy positiva. Ex breakdancer (nos enseñó que en realidad se le llama B-Boying, y que se alejó de la práctica porque hay mucho egocentrismo en el ambiente), amante de la filosofía, el espiritualismo y dueño de una sensibilidad estupenda, de esa que provoca empatía. Ella tiene 24, un año más que Flor, de ojos claros y un aro (del tipo argolla, no “arito”) en la nariz que da imagen punk. Fanática de Star Wars (tiene un cuadro en el living, en alusión a la “última cena” con los personajes del film, genial), de Battlestar Galáctica y muchas series y pelis. Tienen una perra pitbull que se llama Moira, es muy graciosa y super activa.

Salió un poco movida la foto, pero acá estamos con Lara y Mario, nuestros anfitriones en Split.
Foto sacada por Lara con su Canon - Los tórtolos en las ruinas de Salona

No queremos extendernos mucho contando de gente que quizás nunca conozcan, pero para nosotros es importante. Muy importante. Porque este tipo de encuentros son los que están haciendo que el viaje sea mucho más que conocer lugares bonitos donde podemos sacar fotos. Entre los dos nos hicieron sentir 10 puntos. Ma que diez, once. Tuvimos charlas interesantes y conocimos mucho de la verdadera Croacia y de lo que piensa la gente en Split. El aprendizaje que nos llevamos de Split es que el lugar no hace a la gente sino que la gente hace al lugar. Por lo que nuestro recuerdo en esta ciudad es muy grato por su gente, más allá de los atardeceres con vista al Mar Adriático.

Ruinas de Salona. Más de 3 mil años tienen esas paredes jojo

Nos despedimos sabiendo que dejábamos dos potenciales amigos que en algún futuro reencontraremos, con destino a Dubrovnik. El viaje fue un poquito complicado. A poquito se lo llevaron preso por mentir, así que vamos a sincerarnos de que fue un lindo quilombo. En más de 10 horas de dedo hicimos solo dos etapas que en total sumaron 130 kilómetros. De Split a Makarska nos llevó un profe de gimnasia en una camioneta muy lujosa. Dijo que nos había visto una hora y media antes, cuando entró a  la ciudad, así que prácticamente le dimos lastima y nos llevó. En Makarska, un pequeño pueblito, quedamos varados nuevamente. Estuvimos haciendo dedo hasta que se empezó a hacer de noche y nos levantó una pareja también en una camioneta muy linda. La ruta del Adriático no tiene desperdicio, una vista más impactante que la otra. Con respecto al muchacho que manejaba quiero aprovechar para contar algo: el típico estereotipo de “europeo del este” o “ruso” de las películas gringas es bastante cierto; uno o dos de cada diez en estas tierras mide cerca de dos metros, con cráneos muy grandes, espaldas que casi duplican la mía, cabezas peladas y caras con rasgos muy marcados, sobre todo los pómulos y la pera. En su mayoría con ojos claros y cara de malos… hasta que sonríen y se vuelven extremadamente simpáticos. Así era nuestro último conductor, pasaba de patovica con cara de malo a grandote bonachón en pocos segundos, sobre todo cuando no nos entendía porque hablaba poco inglés. Cuestión que nos dejó prácticamente de noche a la entrada de un pueblito (donde él vivía) que se llama Ploče con menos de 5 grados de temperatura, así que buscamos lugar donde dormir. Esa noche nos enteramos por otros mochileros que Croacia es uno de los países más difíciles para hacer dedo. Nuestros pies podían confirmar ese dato.
Vista de la ciudad antigua desde el Fuerte de San Lorenzo

Al día siguiente finalmente llegamos a Dubrovnik, a la “Perla del Adriático” según internet. Para los amantes de lo medieval (como quien escribe) esta ciudad es la panacea. Fue creada hace alrededor de mil quinientos años, asediada siete veces, pero nunca fue invadida. En el 866 fue asediada durante 15 meses por el ejército sarraceno con más de 100 barcos, y se tuvo que retirar porque no pudo ingresar a esta ciudad amurallada que cuenta con 6 fuertes. Sentí una gran emoción cuando caminamos por primera vez esas callecitas junto a las murallas de 25 metros de altura, con todo tan preservado, las estatuas insertadas en las paredes mirando los pasillos y las torres de guardia con sus respectivas campanas. Fue como caminar por alguno de los escenarios de alguno de los muchos libros que leí, y es que justamente en Dubrovnik se filman varios capítulos de Game of Thrones, una de las series de televisión más vistas hoy en día, de temática fantástica medieval.
Seba en la entrada de la ciudad

A pesar de lo bien conservado que está todo y de lo fantástico de recorrer esta ciudad, con Flor conversamos acerca de cómo se arruinan ciertos lugares por prepararlos para el turismo. Dentro de las murallas vivía gente antiguamente, y hoy en día también, pero en todas las plantas bajas hay negocios. Algunos no perjudican la fachada ni el ambiente que la ciudad posee en su esencia, pero otros destruyen ese encanto. Ver una iglesia con las murallas adornadas de cañones de fondo es muy bonito, hasta que moves la vista y en la construcción de al lado hay un negocio de venta de teléfonos celulares muy llamativo con luces de neón. Nada que ver con nada.
El Fuerte de San Lorenzo. Con esa vista tomamos el desayuno que compramos en el super :P

Como Dubrovnik es bellísima e igualmente proporcional son sus precios, nos fuimos al día siguiente. La siguiente parada fue Podgorica (se pronuncia Podgorisa, porque la C siempre se pronuncia como S… es más fácil en realidad), en Montenegro. Probablemente en los próximos días podamos subir el siguiente post, donde nos vamos introduciendo cada vez más en los países del este, con culturas muy distintas e interesantes.
Esta fue nuestra despedida de Croacia, un país que nos dio mucho y que se sigue debatiendo el modelo de país que quiere. Con una excepcional naturaleza y gente muy amable, pero con poquísima cultura de autostop que dificultó nuestros traslados. En algunos momentos de nuestros 16 días de estadía en el país se me cruzó por la cabeza si ser el país más occidental de los del este coloca a Croacia en la posición incómoda de tener sus raíces en los Balcanes pero la modernidad le tira hacía el otro lado. Mientras tanto nosotros seguimos buscando nuestro norte o sur, no sabemos, ya dimos vuelta tantas veces el mapa y cambiamos tanto el itinerario que somos como dos peces que nos dejamos llevar por las mejores corrientes, las mejores ondas y las cálidas compañías.
Estas últimas dos semanas tuvimos dificultades para conectarnos a internet y por eso no subimos post, e inclusive estamos un poco atrasados, pero si el viento sopla a favor los próximos días nos ponemos un poco al día.
Chau Croacia!

Como siempre, gracias por leernos :) 

jueves, 13 de marzo de 2014

Paisajes de fondo de pantalla en vivo y en directo - Parque Nacional Krka, Croacia

               Hace unos 4 meses estábamos en plena preparación del viaje. Si bien el itinerario tuvo cambios desde que empezamos esta aventura, muchos más cambios tuvo antes de comenzarla. Una de las principales dudas era si “Croacia si, o Croacia no”. Hoy en día nos reímos de haber tenido esa duda, de que haya existido la posibilidad de perdernos este país tan lleno de naturaleza, historia y sobre todo gente buena onda. Sin embargo, hubo un período en el momento de los preparativos en que dudábamos; una tarde estábamos en Bera haciendo el itinerario en google maps ayudándonos con libros y Wikipedia, para saber dónde ir, y vimos un gran manchón verde en el mapa que decía “Krka National Park”.
Cisnes en el río Krka, en el pueblo Skradin. Los cisnes son reales y viven libres.

                Entre mate y chipá la conversación pudo haber sido algo así:
       -  Googlealo a ver qué onda. Quizás es como Plitvice y Croacia nos podría encantar.
       -   Jajajaja sos un nabo (claramente acá hablaba Flor). A ver…
…segundos después…
        - ¡¡Nooooo!! ¡¡Que genialidad!! ¡¡Tenemos que ir a ese lugar!!
      - Me encantó, me encantó. Lo anoto – dijo Flor mientras tomaba un mate. Creo que tomó mate porque esta conversación es una reconstrucción de la verdadera, que fue muy similar.

Toda esta introducción es para reflejar que Krka es uno de esos lugares al que nosotros lo tomamos como "descubridores". No está en casi ninguna guía turística ni paquete de viajes si lo queres comprar desde Argentina. Es como cuando escuchas una banda que no la conoce nadie y se la haces escuchar a todo el mundo. Eso es Krka entre tantos otros lugares que tenemos anotados en nuestro itinerario, una de las bandas poco conocidas que les queremos mostrar a todos.
Viaje en barquito de Skradin al Parque Krka. Suerte que estaba incluido en nuestra entrada "student"

        En Croacia está prohibido acampar en cualquier lado y nos dieron serias recomendaciones de que no lo hagamos porqué como el país está en una situación “unconfortable” económicamente, hacen multas por todo y encontrarnos durmiendo en carpa de forma ilegal sería una excelente excusa para la “policija” (que como la J no se pronuncia en croata, de dice policía como en Argentina) de hacer unas Kunas (moneda croata). Así que fuimos a un camping cerca de Krka. Obviamente éramos los únicos en el lugar y la pareja de dueños nos ofrecieron poner la carpa cerca de “su casa” para que tengamos internet. Hay que reconocer que el camping era realmente barato inclusive para precios argentinos. Los campings acá siguen con el mismo patrón que en Italia, están preparados para motorhome y las parcelas de carpa no tienen conexión eléctrica, ni nada. Sin embargo éste contaba con la buena onda de los dueños que nos tiraron un alargue, nos regalaron pan casero, le prestaron la secadora de pelo a Flor y hasta colchonetas para que durmamos mejor.
Foton de Flor - Parque Nacional Krka

                Tuvimos que dejar pasar un día para conocer Krka porque llovía y mucho. En general los días venían siendo bastante feos (recordando que fuimos a Zagreb para dejar unos 4 días de lluvia) pero el pronóstico nos anunciaba un fantástico porvenir de 12 días con sol.
                El jueves 6 amaneció finalmente soleado y bien temprano fuimos camino a Skradin, de donde salía un barquito gratuito al Parque Nacional. Si alguien lee este post y dice “que bárbaro che, vamos a Krka” visiten también Skradin que no tiene desperdicio. Es un pueblito a orillas del río Krka, con una paz que te inunda el cuerpo mientras aprecias la hermosa vista en 360 grados y los cisnes que viven en el lugar se te acercan a sabiendas que los visitantes les tiran comida. Es un gran sitio para conocer.
Nosotros super contentos tomando un pequeño descanso

                Entrar a Krka desde Skradin es impactante porque te recibe una postal que difícilmente borremos de nuestras mentes. La fuerza del agua cayendo de cascada en cascada es realmente impactante. Me molesta usar palabras tan trilladas pero realmente no hay mucha vuelta que darle; lo que se ve en las fotos y el par de videos que filmamos resume mucho de lo que vivimos. Las 6 horas que estuvimos en el Parque valieron el esfuerzo de mucho de lo que hicimos; fue una mezcla de paz, asombro y de sentirnos a merced de la naturaleza que claramente tiene esa capacidad única, como me dijo Flor, de sorprenderte más que cualquier gran ciudad.
Cascadas en Krka - Yo conté más de 30 caídas de agua en está vista, estando en el lugar. Es sorprendente.
Una de las tantas postales hermosas que tuvimos en Krka :)

Nuestra simpática amiguita posando para la foto

                En uno de los videos intenté mostrar el “camino” hecho en madera que atraviesa todo el río. Son alrededor de 2 kms de camino en el que vas por una especie de puentecito de madera sobre el agua. Sí, leíste bien y yo no me equivoqué, 2 kilómetros, 2000 metros, unas 20 cuadras de caminar sobre el agua que pasa abajo tuyo con mucha fuerza y que cada tanto te permite ver cascadas y cascadas, y agua chocando contra árboles y es genial.
                No hay muchas palabras para agregarle al Parque porque sería redundante y prefiero que en este espacio hayan más fotos esta vez, que valen mucho la pena. El aprendizaje que nos da la naturaleza es algo único, igual de único que lo es el que nos sigue dando la gente de este país, con enseñanzas de todo tipo. Por ejemplo, escribí estas escuetas líneas desde la casa de Lara y Mario, de quienes vamos a hablar en el próximo post, y son una pareja muy hospitalaria que nos hospeda en Spit que si viviésemos en la misma ciudad seguramente seríamos amigos, de los posta. Y este tipo de encuentros son los impagables, los que probablemente un hotel pago con servicio de habitación nos hubiese privado de conocer.
Flor y las flores (inspiradisimo para escribir eh!!)

Uno de los ríos que terminan en cascada...

                Cuando salíamos del Parque le dije a Flor algo así: “Nos pueden pasar mil cosas pero nadie nos va a quitar que hoy conocimos Krka, juntos y que esto nos queda de por vida”. Y es que de esto se trata nuestro viaje, de que los lugares y la gente nos van dejando granitos de experiencia que no se pueden borrar.



¡Salud! ¡¡Y gracias por leernos!!

¡Arte!
Un brazo del río totalmente desbordado.
Las casas alrededor son testigo.

























Se nos volvió algo lindo hacer este tipo de foto.
Seba en el borde de algo, contemplando.




Quisimos subir un par más pero nos tira error, así que los subiremos al face :D jaja




PD: El próximo post, en cuanto tengamos internet, es sobre Split y Dubrovnik. Dos ciudades medievales muy bonitas. El tema es tener conexión jajaja

viernes, 7 de marzo de 2014

Cambio de planes y la hospitalidad en Zagreb

              La llegada a Zagreb constó de dos tramos hechos a dedo. El primero fue camión y su chofer se llamaba Milan o Bilan, algo así. El señor solo hablaba croata y nos comunicamos poco y nada en la hora y media de viaje. Solo pudimos preguntarle el nombre con ayuda del traductor del teléfono y poco más. Lo gracioso fue cuando quisimos darle las gracias, que con un tímido “jfala” (se escribe “hvala”) acompañado de una sonrisa mirábamos a Bilan, que nos contemplaba desorientado. Se lo repetimos un par de veces y ahí entendió, diciendo “aaahhh!! JJJFAAAGGVLAAAA!!!” y se rió un rato, volviendo a mirar la ruta. En Croacia todo suena más GRJAPAJJAR. Nuestro “jfala” era una caricia a su fuerte oído. Entendimos que un requisito para hablar croata es gritar un poco y pronunciar cerrado.
Catedral de Zagreb - Se comenzó a construir en el 1093. Cuando estaban por hacer el campanario tuvieron que usar los materiales para las murallas. Esas murallas siguen en pie y son de las mas antiguas (y en mejor estado) en Europa.


                Resultó que Milan (o Bilan) era un pan de dios. Nos regaló una gaseosa grande y nos trató de maravillas, preguntándonos si en Argentina está Maduro, que seguramente lo escuchó en las noticias últimamente. Nos dejó a 10 kms de Zagreb. De ahí caminamos unos 3 kms con las mochilas encima al costado de la autopista, hasta que encontramos otro hueco donde doblaban y podíamos hacer dedo. A los veinte minutos nos levantó una camioneta muy lujosa, con un conductor de unos 40 años, muy canchero. No supimos su nombre pero también nos trató bárbaro. Nos dejó a una cuadra de la plaza central y mientras bajábamos las mochilas, un pibe que pasó caminando nos recibió con un “Welcome to Zagreb!” y un gesto de buena onda con la mano. Mientras tanto, el conductor nos despidió con un “Good luck! Welcome che!”. Nos sentíamos en casa, y es que los croatas son muy copados, muy hospitalarios.
Adentro de la Catedral de la Asunción de la Virgen María (que es la Catedral de Zagreb). Dentro de la iglesia se pueden ver todos los estilos por los que pasó a lo largo de su construcción.

                Fuimos a Zagreb que no estaba en nuestros planes para dejar pasar unos días de tormenta que se habían pronosticado, y así fue. Entre nubes y lluvias pudimos pasear un poco por sus calles y recorrer los parques. Debería ser obligatorio que todas las ciudades tengan parques y plazas como en Zagreb, son geniales.  Nos encontramos con una ciudad súper organizada, sin muuuuucha gente y con mucha cultura. En el hostel que nos quedamos el primer día nos dieron un cuadernito de como recorrer “paso a paso” la city, gratis, y con mucha explicación de la historia de los lugares.

"La Madre de Dios y los ángeles" - Esta escultura está en el frente de la Catedral. La estatua que se ve más alta es "la madre de Dios", y los cuatro ángeles de abajo representan las cuatro virtudes cristianas: fe, esperanza, castidad (?) y modestia.

                Así nos tomamos un día entero para recorrerla, pero como si fuésemos dos gatos que ven una mariposa, se nos hizo imposible seguir el “paso a paso” e hicimos el recorrido que nos pintó, aunque siempre recurríamos al librito para leer la historia de lo que estábamos viendo.

 
Como se puede ver, el Papa está en Croacia también.
En vez de Francisco es Franjo.
Está en boca de todos no solo en Italia y Argentina,
Croacia tiene mucha influencia cristiana.
Paso a Paso - Panorámica de Zagreb


      Después llegó lo que podríamos catalogar “mejor”. No, no salió el sol ni paró de llover. Nos hospedamos en la casa de Ivana, una couchsurfer que nos dijo que ella no tenía mucho tiempo para dedicarnos a conocer la ciudad pero que nos podía hospedar. Al igual que mi vieja ella es traductora, y estaba con mucho trabajo pasando un texto de italiano a croata. Resulta que además de su lengua natal habla italiano, inglés, alemán, francés y mucho español, aunque cada tanto se disculpaba por sus errores (mínimos, realmente). Volvimos a explicar la utilización de la palabra “che”, pero esta vez a una traductora y nos entendió al toque. También recorrió más de 30 países  (entre los que están China, Indonesia, Uganda, Túnez, México, Cuba,  Perú y Brasil) pero nos dijo que “faltan muchos, cuando ves el mapa y los países que visité, siento que no conozco nada”. Solo sé que no se nada.
Atardecer en Zagreb :)

                Ella no nos podía dar tiempo porque tenía trabajo, pero su novio Dane sí que podía. Este tipo es un personaje, médico de pelo largo que nunca trabajó de lo que se recibió con una risa muy contagiosa. Es profesor y cantante en coros. Una de las pocas cosas que sabe pronunciar en español es “soy la oveja negra de la familia” y maneja un Trabant rural (hermoso, me encantó desde que lo vi, googleenlo). Orgulloso de que no tiene un Mercedes Benz capitalista como el de su padre va con el Trabant para todos lados, a 20 km por hora, pasando entre medio de los tranvías de Zagreb. En toda la ciudad el principal transporte público es el tranvía, que comparte calle con los autos en una ciudad que las veredas y las calles casi no están separadas por nada. No hay cordón.


Iglesia de San Marcos con techo colorido.
Re bonita, del siglo XIII.
En la muestra de la familia real.
Las joyas que se ven son las que están en el cuadro

                
          Dane nos llevó a un museo donde se exponían obras de la familia noble Pejačević, que durante casi 3 siglos fueron parte del virreinato del imperio austro húngaro. Las obras, casi todos retratos de la familia, eran muy bonitos. Dane además nos enseñó cómo funcionaba el linaje real según los escudos de cada familia. Después de eso fuimos a recorrer un poco más la ciudad y nos invitó a una casa de té francesa, donde comimos tortas muuuuy ricas. Y después nos invitó a tomar cerveza a un bar, donde yo (Seba) tomé una Tomislav negra (Tomislav fue el primer rey croata y hay una estatua gigante de él en frente a la estación de bondis) y Flor tomó una Staročeško rubia. Ya no nos daba la cara de que nos invite más cosas, pero él nos daba confianza como para que sí. Así fue que nos compró una cena (unas pizzetas muy ricas) en una panadería mientras fue a saludar a sus padres. En conclusión, pasamos una tarde genial, donde comimos lo que no habíamos comido en un mes y en compañía de un tipo con el que nos cagamos de risa un rato largo, y charlamos seriamente de política mientras tomamos cerveza. Todo genial.
Foto del celu jaja Las tortas en Amelie, Dane y Seba que se tiene que afeitar

                Es llamativo para nosotros como acá se sigue recordando el nazismo, como algo muy presente, como algo que no tiene que volver a suceder. Es una experiencia que la gente tiene mucho más cercana que como se vive en Argentina. A nosotros nos pareció que el croata ve el “nunca más” del nazismo como el argentino el “nunca más” de la dictadura. Por ejemplo, Dane hablaba orgulloso de que en sus clases de “farmacia” explicaba del holocausto y las consecuencias sociales que trajo a su país.
                Así es que pasamos unos días barbaros con Ivana y Dane, y partimos para Šibenik (se pronuncia “shibenic”), la ciudad cercana a Krka donde estamos escribiendo estas humildes líneas. En pocos días les vamos a contar lo que es este paraíso en tierra y con fotos muuuuuy geniales.

Gracias por leernos.